lunes, 5 de abril de 2010

LEY DE ECONOMIA SOSTENIBLE

El economista estadounidense, Jeremy Rifkin, es uno de los analistas más influyentes de la nueva economía global y acaba de estar en España para presentar su último libro La civilización empática. En la presentación de la obra, Rifkin ha situado la Ley de Economía Sostenible en el camino idóneo para superar la crisis económica y, al mismo tiempo, situar a España a la cabeza de la tercera revolución industrial.

¿Cuales son las respuestas que ofrece este proyecto del Gobierno socialista ante la situación actual? En primer lugar, estimula las condiciones para una actividad económica más dinámica y productiva; en segundo lugar, propone soluciones para ganar en competitividad mediante la eliminación de burocracia y cargas administrativas, y, por último, enumera medidas para que el crecimiento de la economía sea medioambientalmente sostenible.
Y pese a la dureza de la situación actual, se trata de una propuesta que no cae en barbecho. Durante la pasada legislatura, el Gobierno ya corrigió los aspectos más negativos de la Ley del Suelo elaborada por el PP que abrió la puerta de par en par a toda suerte de desmanes urbanísticos y alimentó sin límite la burbuja inmobiliaria. Además, en la legislatura ahora en curso habrá una nueva Ley de Ciencia una iniciativa en consonancia con el apoyo que el Ejecutivo socialista ha concedido al I+D+i, un esfuerzo ascendente en cada ejercicio presupuestario que ha visto como esta partida ha crecido el 173,6% respecto a las últimas cuentas del PP.

Complementariamente, el Gobierno ya ha aprobado la creación de dos fondos que ya están funcionando y que abren el camino para la ejecución de la ley. Se trata de los 5.000 millones de euros para el Fondo para el Empleo y la Sostenibilidad Local destinado a proyectos presentados por ayuntamientos para el impulso a parques científicos y tecnológicos e implantación de redes de telecomunicaciones; los proyectos de ahorro y eficiencia energética y el desarrollo de las energías renovables, y los proyectos de movilidad urbana sostenible en centros de servicios sociales o sanitarios.
Asimismo, está el Fondo para la Economía Sostenible, con una previsión de 20.000 millones de euros para 2010 y 2011, que tiene cuatro líneas específicas: capital en infraestructuras, capital riesgo, préstamos o avales a empresas y una línea para la rehabilitación de viviendas a particulares. Se trata, en suma, de respaldar económicamente proyectos de inversión de empresas privadas en actividades prioritarias para sostenibilidad, la gestión de este fondo corresponde al ICO y está cofinanciado al 50% por las entidades financieras.

Algunos ejemplos ayudan a explicar el alcance del proyecto del Gobierno. Entre los estímulos para el mayor dinamismo de la actividad hay que enumerar la supervisión sobre el sistema financiero con la promoción de una gestión con riesgos razonables, la reforma de los organismos reguladores para que sean más eficaces y el estímulo a la colaboración público-privada en inversiones productivas.

Para la eliminación de burocracia la propuesta incluye, entre otras cuestiones, la posibilidad de crear una empresa de responsabilidad limitada en un solo día, la supresión de licencias municipales en actividades sin riesgo, el respaldo a la creación de empresas innovadoras de base tecnológica por universidades, el acceso universal a la banda ancha antes de 2011, la facilidades para la explotación comercial de patentes, el apoyo a la internacionalización de las empresas y la mejora del capital humano con reformas en educación y en formación profesional.

En el capítulo de medidas para lograr un crecimiento económico que sea sostenible desde el punto de vista medioambiental se incluye el impulso a la inversión para el transporte de mercancías por ferrocarril, el impulso a la implantación del vehículo eléctrico, la adquisición por las administraciones de vehículos no contaminantes y situar la vida útil de las centrales nucleares en 40 años, al tiempo que fomenta las energías renovables para llegar a una reducción del 20% de CO2 en 2020 y que ese año el 20% de la energía que se utilice sea limpia.

Para concluir, volvamos a Rifkin, autor, por otra parte, de la estrategia de la Unión Europea en materia de energía y nuevas tecnologías. El economista norteamericano dice que España “ya perdió el tren de la primera y segunda revolución industrial. Zapatero sabe que no se puede perder la tercera” y anima las ambiciones del presidente del Gobierno de ganar el futuro con el impulso a esta ley, aunque el presente, en ocasiones, nos parezca aterrador.

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